Comprometidos en el servicio

El servicio en la iglesia local es un aspecto esencial de la vida cristiana y una manifestación práctica del amor de Dios en acción. A través del servicio comprometido,
los hijos de Dios tenemos la oportunidad de seguir el ejemplo de Jesús, quien vino al mundo para servir y dar Su vida en rescate por muchos. Jesús, durante Su ministerio terrenal, demostró un amor desinteresado y una actitud de servicio hacia los demás.

 

El ejemplo supremo de servicio se encuentra en el relato de la última cena, donde Jesús, el Hijo de Dios, se humilló a sí mismo al lavar los pies de Sus discípulos. En este acto de humildad y amor, Jesús nos enseñó que el servicio no se trata de jerarquías ni de buscar reconocimiento, sino de poner las necesidades de los demás por encima de las propias. Al seguir el ejemplo de Jesús, los creyentes tenemos la oportunidad de reflejar Su carácter y marcar una diferencia significativa en nuestro entorno.

 

El servicio en la iglesia local es crucial para el crecimiento y fortalecimiento del cuerpo de Cristo. Cada creyente ha sido dotado por el Espíritu Santo con dones y habilidades únicas para ser utilizados en el servicio. En 1 Corintios 12 (lea el capítulo completo), Pablo compara la iglesia con un cuerpo, y cada miembro desempeña un papel vital. Al servir en la iglesia local, los creyentes contribuimos al crecimiento espiritual de otros, fomentamos la unidad y brindamos apoyo mutuo en el caminar de fe. Para ser eficaces en el servicio, es fundamental que cada creyente descubra y utilice sus dones y habilidades de manera intencional. Los dones espirituales son dados por el Espíritu Santo para el bien común. Al discernir nuestros dones y dedicar tiempo a desarrollarlos, podemos servir de manera más efectiva sobre todo en la iglesia local.

 

Cada creyente tiene una parte importante que desempeñar en el cuerpo de Cristo, y al descubrir nuestros dones, podemos desempeñar ese papel con excelencia.
Primeramente, el servicio en la iglesia implica compromiso y dedicación en un área específica de ministerio. Esto implica identificar una necesidad dentro de la iglesia y ofrecer nuestros dones y habilidades para satisfacerla. Puede ser el ministerio de niños, el equipo de alabanza, el cuidado pastoral dentro de las reuniones de hogar, edecanes o cualquier otro. Al involucrarnos activamente en un ministerio, tenemos la oportunidad de hacer una diferencia tangible en la vida de las personas y colaborar con otros creyentes para cumplir la misión de la iglesia.

 

Sin embargo, el servicio no se limita solo a las actividades formales dentro de las paredes de la iglesia. También implica mostrar amor y compasión en nuestras relaciones diarias. Cada interacción que tenemos con los demás es una oportunidad para servir y mostrar el amor de Cristo. Puede ser un acto de bondad, una palabra de aliento o simplemente estar presente para alguien en momentos difíciles. Al demostrar amor y compasión en nuestras relaciones, podemos impactar la vida de las personas y abrir puertas para compartir la fe e invitarlos a formar parte de una comunidad donde encuentren ese mismo amor, pero en una proporción mayor.

 

El servicio en la iglesia es una expresión tangible del amor de Dios en acción. Al servir en la iglesia local, cada persona tiene la oportunidad de contribuir al crecimiento y fortalecimiento del cuerpo de Cristo. Comprometerse en un área específica de ministerio en la iglesia local es fundamental. Identificar las necesidades y ofrecer nuestros dones y habilidades nos permite satisfacer esas necesidades y trabajar en colaboración con otros creyentes para cumplir la misión de la iglesia. Cada uno de nosotros tiene un papel valioso y contribuye al crecimiento espiritual de la comunidad. En conclusión, el servicio es una parte integral de nuestra vida cristiana. Siguiendo el ejemplo de Jesús, podemos servir con amor, humildad y compasión. Recuerda, el servicio no solo transforma a quienes lo reciben, sino también a quienes lo brindan. Levantémonos y seamos agentes de cambio a través de nuestro servicio. Cuéntanos tu experiencia en el servicio dentro de tu iglesia local.

 

Por Marlon Hernández