Servir a Dios es parte fundamental en la vida del creyente, pues a través del servicio crecemos espiritualmente y a la vez contribuimos para que otros puedan ver el amor de Dios a través de nuestro servicio. Veamos algunos aspectos de cómo podemos desarrollar los dones que Dios nos ha dado.
Rinde tus dones a Dios. En primer lugar debemos entender que nuestro servicio es a Dios, que lo hacemos en correspondencia al amor que Él nos da, y que lo que hemos recibido de parte de Él también va a servirle a otros para transformar sus vidas como transformó la nuestra. Esta es la mejor manera de rendirle nuestros dones a Dios pues es esta su voluntad. Mateo 10:7-8 (NTV).
Enfócate en tus fortalezas. Algunas enseñanzas se han orientado en prestar más atención a nuestras debilidades con la finalidad de enfocarnos en ellas para mejorar nuestro servicio, sin embargo, otros autores difieren de estas y coincido con esta forma de pensar que es el identificar nuestras fortalezas y dar a ellas nuestra mayor dedicación, pues nuestro mayor esfuerzo se debe centrar en hacer crecer aquello que ya tenemos. 1ª Timoteo 4:14-15 (NTV). Enfocarnos en las fortalezas hará que nuestras debilidades no sean un obstáculo para nuestro crecimiento.
Aprender a trabajar en equipo. Debemos ser conscientes de que no podemos hacer las cosas solos, el trabajo en equipo es muy importante ya que es aquí cuando podemos realizar la obra completa. Entendamos que la obra es de Dios y que somos instrumentos en sus manos para llevarla a cabo. El nunca deja cabos sueltos, el suplirá con otros lo que nosotros no podemos hacer. Por eso la biblia habla de un cuerpo unido y bien concertado realizando la obra (Efesios 4:16 RV1960).
Mantente pendiente de las oportunidades que Dios te da. Mediante la oración y la guianza de Dios espera a que Él te muestre el lugar donde se potencializarán esos dones para que seas realmente efectivo. Toma en cuenta que el servir no se trata de nuestros gustos sino de un corazón dispuesto. Efesios 2:10 (RV1960) 2 Timoteo 1:9 (RV1960).
Podemos concluir que nuestros dones se van a desarrollar de manera adecuada mediante el servicio. Siempre y cuando entendamos que servimos a Dios por amor y que la transformación que Dios ha realizado en nosotros la anhelemos para otros.
Por Sergio Velázquez